Es una técnica quirúrgica que permite ver directamente el interior de la articulación de la rodilla y trabajar dentro de ella, sin necesidad de abrirla. Sólo se practican unas pequeñas incisiones o cortes en la piel, de alrededor de un medio centímetro cada una (por ello se llama técnica mini-invasiva).
La anestesia que se emplea es de tipo raquianestesia (paciente consciente pero dormido de espalda para abajo).
La técnica artroscópica permite ver y reparar estructuras como los meniscos, ligamentos cruzados anterior y posterior y lesiones del cartílago articular.
La recuperación de la artroscopia de rodilla es mucho más rápida que la cirugía tradicional a rodilla abierta. De todos modos es importante seguir las instrucciones al alta.